Me encuentras en mi mundo loco, loco
De no sé que de amor, de belleza,
Algo sin nombre se nombra y cesa
En cada instante de mi mundo loco.
¡Si! Estoy loco por ti. Loco y loco.
De mujer morena, luna que besa,
De mujer de luna, morena inmensa
Que lleva locura a mi mundo loco.
¡Y si! ¡Si que estoy loco por ella!
Trae locuras en forma de jazmín
Y envenena mi vida con su amor.
¡Ella es veneno! ¡No os acerquéis a ella!
Que mi locura aprende al fin
A amar su locura con corazón.
No me digan ustedes en dónde están mis ojos,
pregunten hacia dónde va mi corazón. Jaime Sabines
pregunten hacia dónde va mi corazón. Jaime Sabines
miércoles, 18 de agosto de 2010
martes, 17 de agosto de 2010
Se olvida

La sirena se olvida de amarme
Y me mira sin deseo, sin pasión
Que pueda ensuciar mi mar y sacarme
De toda soledad sin corazón.
¡Sirena! ¡Ven a ensuciarme! Te espero
En la orilla con la esperanza
Verde o azul infinita. Primero
Nada hacia mi, mi sirena mansa.
¡Sirena! ¡Ven a ensuciarme!
Después, si quieres sirena salada,
Háblame de todo tu mar salado,
De los secretos que escondes, mi amada,
De aquellos que nunca he encontrado.
¿Qué secretos no puedo ver ni escuchar?
¿Puedo verte, tocarte y no amarte?
Si supiera nadar, amor, en tu mar
Seria marinero para nadarte.
¡Sirena! ¡Ven a ensuciarme!
Eres clara, tibia o menos oscura,
De sabor azul y verde de tiempo,
Que sin piel camina y sin aliento
Alimenta de esperanza madura.
¿Dónde está tu boca de mar que crece?
¿Qué palabras respiras en mi boca?
¿Eres tú, dulce sirena que toca
Con tus ojos mi amor lentamente?
¡Sirena! ¡Ven a ensuciarme!
Recuerdo ahora tu cuerpo de mar
Como un fuerte azul amanecer
De luz de luna de eterna soledad
Que en mi permanece en cuerpo de mujer.
La sirena se olvida de amarme,
Sirena de mares y mar eterno,
Mares de barcos secretos de besos
Y besos de mares de amor eterno.
Y me mira sin deseo, sin pasión
Que pueda ensuciar mi mar y sacarme
De toda soledad sin corazón.
¡Sirena! ¡Ven a ensuciarme! Te espero
En la orilla con la esperanza
Verde o azul infinita. Primero
Nada hacia mi, mi sirena mansa.
¡Sirena! ¡Ven a ensuciarme!
Después, si quieres sirena salada,
Háblame de todo tu mar salado,
De los secretos que escondes, mi amada,
De aquellos que nunca he encontrado.
¿Qué secretos no puedo ver ni escuchar?
¿Puedo verte, tocarte y no amarte?
Si supiera nadar, amor, en tu mar
Seria marinero para nadarte.
¡Sirena! ¡Ven a ensuciarme!
Eres clara, tibia o menos oscura,
De sabor azul y verde de tiempo,
Que sin piel camina y sin aliento
Alimenta de esperanza madura.
¿Dónde está tu boca de mar que crece?
¿Qué palabras respiras en mi boca?
¿Eres tú, dulce sirena que toca
Con tus ojos mi amor lentamente?
¡Sirena! ¡Ven a ensuciarme!
Recuerdo ahora tu cuerpo de mar
Como un fuerte azul amanecer
De luz de luna de eterna soledad
Que en mi permanece en cuerpo de mujer.
La sirena se olvida de amarme,
Sirena de mares y mar eterno,
Mares de barcos secretos de besos
Y besos de mares de amor eterno.
lunes, 16 de agosto de 2010
La loca
La loca de plata luna
Mueve sus ojos de forma
Morena. Ardiente figura.
Apasionada locura,
Derrama aguas de amor
En barcos de pesca luna.
Le llaman la loca luna
De morenos ojos tiernos,
Que camina sin cintura
Y baila danzas de senos.
-Déjame encender tus pechos,
Loca luna apasionada,
Que quiero ser tu sediento
De agua dulce derramada.
Mueve sus ojos de forma
Morena. Ardiente figura.
Apasionada locura,
Derrama aguas de amor
En barcos de pesca luna.
Le llaman la loca luna
De morenos ojos tiernos,
Que camina sin cintura
Y baila danzas de senos.
-Déjame encender tus pechos,
Loca luna apasionada,
Que quiero ser tu sediento
De agua dulce derramada.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Perfecta Soledad

Con tu ropa desnuda desnudas el sabor de mi tiempo.
Limitas cada límite de segundo,
y contagias mis horas a tus minutos.
Contactas el sabor de amor;
amor dulce, diminuto y grande de nuestro cuerpo.
Te arrimas a beber la gota de mi boca,
y con esa gota me alimentas cada día.
Anocheces en tus ojos y tu pupila camina
a esos mundos de sonidos. Mundos de sueños.
Me arrancas los ojos, y yo camino por ti
por oscuro lugar a tientas, oscuro lugar sin fin.
Tu me arrastras ciego por tus manos
y mis ojos cerrados abren el ojo de tu vientre.
Amaneces en mis ojos y mi pupila camina
a ese cuerpo de sonidos. Cuerpo de sueños;
Perfecta Soledad de orgasmo perfecto.
sábado, 31 de julio de 2010
Tierra y Mar

No existen labios eternos. Solo tú
Existes en mi eternidad. Silencio
Oportuno, oportuno silencio.
No existe mi mar eterno. Mis olas
No rompen la firmeza de tus senos.
Perfectos senos, Un blanco perfecto.
Porque no existe mi tierra eterna
Que eterne la eternidad de tu cuerpo.
Triste felicidad. Feliz tristeza
Que sobre mi mar suspira tus besos.
Y sobre mi tierra vive tu cuerpo.
Existes en mi eternidad. Silencio
Oportuno, oportuno silencio.
No existe mi mar eterno. Mis olas
No rompen la firmeza de tus senos.
Perfectos senos, Un blanco perfecto.
Porque no existe mi tierra eterna
Que eterne la eternidad de tu cuerpo.
Triste felicidad. Feliz tristeza
Que sobre mi mar suspira tus besos.
Y sobre mi tierra vive tu cuerpo.
miércoles, 28 de julio de 2010
El género de la vida
Como todos ya sabemos, la vida es una unión y mezcla de muchos sentimientos, felices o menos felices, donde todo aquello es recordado para siempre. Muchos piensan, y defienden, que la vida es poesía gracias a su belleza, o teatro por su dialogismo. A mi me gusta saber que mi vida es una novela. Una novela de un pobre protagonista, cargado de sueños y muchos muros para poder cumplirlos. No es un príncipe, ni tiene reino y ni siquiera se considera héroe, pero al menos intenta hacer algo heroico en su vida: ser autor de su propia novela.
Todos hacemos de nuestras vidas una novela, una trilogía de recuerdos, acciones y deseos. Tres partes que siempre se llamarán de la misma manera: pasado, presente y futuro. Mi primera parte, como ya he dicho, se llamaría pasado, y créeme, no es muy importante. La tercera queda todavía por definir. Mi futuro a veces me engaña con guiños de desconcierto, influenciado sin duda por mi presente. Un presente que me traiciona en cada paso que doy y en cada mirada que enciendo.
Carezco de muchos personajes secundarios, e incluso estos secundarios son terceros, y los terceros secundarios, y así sucesivamente. Forman parte de mi novela, como no, unos son desgraciados, más que yo, y otros tienen mucha más suerte, más que yo. Pero le doy a cada uno lo que se merece, pocas pinceladas de diálogo y menos de importancia y protagonismo.
Como autor de mi libro y de mi vida, buscaba el amor deseado para mi protagonista. Un amor lleno de pasión, de deseos con toques eróticos, escenas románticas y cargadas de problemas (para que no sea tan monótono). Algo que llevaría su tiempo, pero que al fin encontré. Decidí, y escribí, que ella tenía que ser la princesa de todos los cuentos, mi pequeña Dulcinea. Una belleza encantada, llena de Soledad y amor de la vida. Ella es mi protagonista de mi novela, pero cállese, que aún no lo sabe. Resulta divertido escribir mi propia vida, mis deseos y mi amor por vivir. Falta toda una vida y muchas páginas que escribir, y lo sabrá cuando ella escriba la última palabra de mi vida: “Te Quiero”.
Todos hacemos de nuestras vidas una novela, una trilogía de recuerdos, acciones y deseos. Tres partes que siempre se llamarán de la misma manera: pasado, presente y futuro. Mi primera parte, como ya he dicho, se llamaría pasado, y créeme, no es muy importante. La tercera queda todavía por definir. Mi futuro a veces me engaña con guiños de desconcierto, influenciado sin duda por mi presente. Un presente que me traiciona en cada paso que doy y en cada mirada que enciendo.
Carezco de muchos personajes secundarios, e incluso estos secundarios son terceros, y los terceros secundarios, y así sucesivamente. Forman parte de mi novela, como no, unos son desgraciados, más que yo, y otros tienen mucha más suerte, más que yo. Pero le doy a cada uno lo que se merece, pocas pinceladas de diálogo y menos de importancia y protagonismo.
Como autor de mi libro y de mi vida, buscaba el amor deseado para mi protagonista. Un amor lleno de pasión, de deseos con toques eróticos, escenas románticas y cargadas de problemas (para que no sea tan monótono). Algo que llevaría su tiempo, pero que al fin encontré. Decidí, y escribí, que ella tenía que ser la princesa de todos los cuentos, mi pequeña Dulcinea. Una belleza encantada, llena de Soledad y amor de la vida. Ella es mi protagonista de mi novela, pero cállese, que aún no lo sabe. Resulta divertido escribir mi propia vida, mis deseos y mi amor por vivir. Falta toda una vida y muchas páginas que escribir, y lo sabrá cuando ella escriba la última palabra de mi vida: “Te Quiero”.
martes, 27 de julio de 2010
Ella es mi Luna

Antes de ayer el sol me preguntó por dónde pasaba las horas del día. Sé que está celosa porque no las paso con ella.
Me encierro en la oscuridad de la luz, incluso me escondo de la luz de mi cuarto, de mi bombilla. Son minutos muertos esperando a los minutos vivos: la noche. Siempre estoy con un papel usado, restando las horas que me faltan para verla (la luna morena de mi noche). Es un trabajo aburrido, que sólo me salva pensar en ella.
Confieso que en mis horas de descanso pienso, muchas veces, en platearme con su luz de noche platina. Todos dicen que estoy loco porque no voy a la playa para tomar el sol, sino a tomar la luna.
Luego me quemo y quedo como ella, con miguitas en la piel relucientes en todo nuestro cuerpo. Despellejo suavemente con cada roce de su risa en cada noche de su media luna.
Ríe que ríe con cada gesto de mi nariz, con cada mueca de mi locura.
Me encierro en la oscuridad de la luz, incluso me escondo de la luz de mi cuarto, de mi bombilla. Son minutos muertos esperando a los minutos vivos: la noche. Siempre estoy con un papel usado, restando las horas que me faltan para verla (la luna morena de mi noche). Es un trabajo aburrido, que sólo me salva pensar en ella.
Confieso que en mis horas de descanso pienso, muchas veces, en platearme con su luz de noche platina. Todos dicen que estoy loco porque no voy a la playa para tomar el sol, sino a tomar la luna.
Luego me quemo y quedo como ella, con miguitas en la piel relucientes en todo nuestro cuerpo. Despellejo suavemente con cada roce de su risa en cada noche de su media luna.
Ríe que ríe con cada gesto de mi nariz, con cada mueca de mi locura.
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