No me digan ustedes en dónde están mis ojos,
pregunten hacia dónde va mi corazón. Jaime Sabines

miércoles, 28 de julio de 2010

El género de la vida

Como todos ya sabemos, la vida es una unión y mezcla de muchos sentimientos, felices o menos felices, donde todo aquello es recordado para siempre. Muchos piensan, y defienden, que la vida es poesía gracias a su belleza, o teatro por su dialogismo. A mi me gusta saber que mi vida es una novela. Una novela de un pobre protagonista, cargado de sueños y muchos muros para poder cumplirlos. No es un príncipe, ni tiene reino y ni siquiera se considera héroe, pero al menos intenta hacer algo heroico en su vida: ser autor de su propia novela.
Todos hacemos de nuestras vidas una novela, una trilogía de recuerdos, acciones y deseos. Tres partes que siempre se llamarán de la misma manera: pasado, presente y futuro. Mi primera parte, como ya he dicho, se llamaría pasado, y créeme, no es muy importante. La tercera queda todavía por definir. Mi futuro a veces me engaña con guiños de desconcierto, influenciado sin duda por mi presente. Un presente que me traiciona en cada paso que doy y en cada mirada que enciendo.
Carezco de muchos personajes secundarios, e incluso estos secundarios son terceros, y los terceros secundarios, y así sucesivamente. Forman parte de mi novela, como no, unos son desgraciados, más que yo, y otros tienen mucha más suerte, más que yo. Pero le doy a cada uno lo que se merece, pocas pinceladas de diálogo y menos de importancia y protagonismo.
Como autor de mi libro y de mi vida, buscaba el amor deseado para mi protagonista. Un amor lleno de pasión, de deseos con toques eróticos, escenas románticas y cargadas de problemas (para que no sea tan monótono). Algo que llevaría su tiempo, pero que al fin encontré. Decidí, y escribí, que ella tenía que ser la princesa de todos los cuentos, mi pequeña Dulcinea. Una belleza encantada, llena de Soledad y amor de la vida. Ella es mi protagonista de mi novela, pero cállese, que aún no lo sabe. Resulta divertido escribir mi propia vida, mis deseos y mi amor por vivir. Falta toda una vida y muchas páginas que escribir, y lo sabrá cuando ella escriba la última palabra de mi vida: “Te Quiero”.

1 comentario:

  1. precioso!!! si es que la monotonía nuca es buena y enamorarse es el mejor remedio contra ella!
    qué bien escribes y qué te cuesta decirlo!

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