No me digan ustedes en dónde están mis ojos,
pregunten hacia dónde va mi corazón. Jaime Sabines

domingo, 24 de abril de 2011

Aquí, incluso después de la muerte

Aquí, incluso después de la muerte,
El hombre siempre tiene hambre. Hambre
De abrir piernas y beber lentamente,
Y de comer hasta que se apague

El dulce amargo sabor de la vida.
Esta hambre que nadie ve y todos notan
Puede quemar, ser quemada y vencida
Por la llama extraña de compañía,

De tristeza y aburrimiento.
Esta llama, que no veo y que a veces
Ni siento, que golpea con fuerza
El viento y acompaña la soledad,

No resiste al arrepentimiento
Y se olvida de nosotros. De amar.
Aquí, incluso antes de la vida,
El hombre nace del hambre de hombres

De cuyas bocas empiezan a mamar,
A llorar y a jugar como crías
Mientras que ellas, las mujeres despiertan
Con sus pechos los amores eternos

Que acarician en su juventud
Las sombras más oscuras del destino.
Y si el destino quiere que mi boca
No beba de la fuente de tu sexo,

He aquí mi cuerpo atado y cautivo,
Que atado por los labios de la vida,
Cautivo por los dientes de la muerte,
Sigue mi cuerpo con odio y con muerte,
Y sigue mi odio con cuerpo y con vida.

1 comentario:

  1. Yo, que suelo escribir malamente sobre la muerte, la vida y la existencia misma, he quedado muy satisfecho con esta pieza.
    Mis felicitaciones.

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